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Leire Andraca, secretaria de la Junta Directiva de SEFAC

Tribuna SEFAC: papel de la FC en la lucha contra el VIH

La farmacia comunitaria facilita el diagnóstico precoz que permite mejorar el tratamiento del VIH y ofrece un acompañamiento a los pacientes afectados.

Casi la mitad de los nuevos diagnosticados como infectados con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en Europa lo son tardíamente. Es decir, más de 3 años después de haberse contagiado, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). Este diagnóstico tardío implica un mayor avance de la infección, así como un gran riesgo de transmisión del virus, ya que las personas que no sean conscientes de ser seropositivas pueden estar contagiando a otros sujetos. Cerca del 60% de los nuevos casos se podrían estar produciendo de este modo. En España existen alrededor de 145.000 pacientes diagnosticados por VIH y se estima que hay otro 18% más de infectados que no sabe que lo está.

Todo indica que se ha perdido el miedo a la enfermedad por un segmento de la población que se ha relajado en la adopción de medidas preventivas. El famoso “No da sida” de los años 80-90, que concienció a toda una generación sobre las probabilidades de contagio de las infecciones de transmisión sexual (ITS), y entre ellas sobre todo del SIDA (enfermedad que por aquel entonces mataba), parece haber caído en el olvido cuando con los tratamientos actuales dicha enfermedad ha pasado a convertirse en una enfermedad crónica. Fruto de esta falta de “respeto” a una infección que consideran “del pasado” se ha producido un repunte de casos entre la población más joven, resultando en que el 10% de los nuevos diagnósticos se dan en menores de 25 años. Aunque esta baja percepción del riesgo no es exclusiva entre los más jóvenes, como lo demuestra el hecho de que el número de nuevos contagios se haya mantenido estable en los últimos años. En este punto, la farmacia comunitaria podría desde su cercanía y accesibilidad a la población ejercer una función importante informando sobre conductas de riesgo, métodos eficaces en la prevención del contagio, así como conseguir aumentar la conciencia social de la enfermedad.

Leire Andraca

La OMS pretende lograr para el año 2020 que el 90% de pacientes estén diagnosticados, tratados y con una carga viral indetectable (incapaces de transmitir el virus), pero los datos actuales no son muy halagüeños. Por ello, los esfuerzos se están dirigiendo principalmente a conseguir avances tanto en el diagnóstico como en el tratamiento precoz de la enfermedad.

En este aspecto también el farmacéutico comunitario puede hacer una gran labor. Los programas para la realización de la prueba del VIH en farmacias que se vienen desarrollando en distintas comunidades autónomas como el País Vasco, Baleares, Cataluña y Castilla y León desde el 2009 están demostrando su valor. Ya se han realizado más de 51.500 pruebas enmarcadas en este programa. La farmacia comunitaria es un centro sanitario accesible y el farmacéutico un profesional de salud cercano, que, con una formación adecuada, facilita el diagnóstico precoz que permite mejorar el tratamiento del VIH y ofrecer un acompañamiento a los pacientes afectados.

En junio de este año se lanzó una propuesta de cambio normativo del Real Decreto 1.662/2000 por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para permitir la venta del test de autodiagnóstico del VIH sin necesidad de prescripción médica (hasta ahora esto sólo es legal en el caso de los tests de embarazo, fertilidad y glucemia) y autorizar la publicidad del mismo. Llegado el caso, desde la red de farmacias comunitarias españolas deberemos aprovechar esta oportunidad para participar activamente en el ámbito de la salud pública como establecimiento sanitario, así como en las actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Deberemos informar al usuario de este tipo de tests. En primer lugar sobre la conveniencia o no de su uso, advirtiendo sobre sus limitaciones y aconsejando tanto en cuestión de medidas a adoptar para evitar futuras conductas de riesgo, como sobre las que se deberían llevar a cabo en función del resultado. Para ello el farmacéutico deberá formarse y adquirir una serie de competencias que le permitan realizar una dispensación informada con todas las garantías.

Desde SEFAC, como sociedad científica, abogamos por esa formación continua y por la reivindicación del farmacéutico comunitario como un agente estratégico no solo del medicamento, sino de la salud pública. La prevención, información y la detección precoz de VIH es, sin duda, una gran oportunidad, tal y como están demostrando los datos, para que el farmacéutico contribuya decisivamente en esta materia.