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Mª Ángeles Prado Álvarez, miembro del grupo de Hipertensión Arterial y Riesgo Cardiovascular de SEFAC

Novedades de la Guía Europea de Hipertensión (ESH/ESC) 2018

La hipertensión arterial (HTA) es una de las patologías más prevalentes a nivel mundial, en continuo ascenso, como consecuencia de un incremento en la esperanza de vida, el sedentarismo o la obesidad entre otros. Además, representa un importante factor de riesgo para sufrir eventos cardiovasculares, como infarto de miocardio, fibrilación auricular o muerte súbita, enfermedad renal o deterioro cognitivo y demencia, por lo que las repercusiones económicas y sanitarias justifican la importancia del abordaje de esta patología, tanto en la prevención como en el control de la misma una vez está instaurada.

El pasado mes de agosto de 2018 se publicó la actualización de la guía europea de manejo de HTA, avalada por la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Europea de Hipertensión, en la que, aunque se mantiene como criterio diagnóstico de HTA cifras de PA ≥ 140 y/o ≥ 90 mm Hg obtenidas de forma repetida en consulta, se establecen nuevos objetivos de control en pacientes ya tratados, tales como reducir a una PA de 130/80 mmHg, siempre que sea tolerada, y la PAS a rangos de 120-129mmHg en <65años. En todos los pacientes, independientemente de su RCV o comorbilidad, se deberá disminuir la PAD a <80mmHg; se admite alcanzar valores de PAS 130-140 mmHg en la enfermedad renal crónica, y en > 65 años, por lo que es menos conservadora que guías anteriores, especialmente en pacientes >80 años, ya que tiene en cuenta la edad biológica y no la cronológica, es decir, la tolerancia del paciente independientemente de su edad.

Cabe destacar la recomendación de iniciar tratamiento con valores de  PA “normal alta” si se asocian a un RCV alto o muy alto.

La guía  también presenta aspectos novedosos, como el papel relevante del farmacéutico comunitario en el control y seguimiento del paciente hipertenso. Nuestra accesibilidad dentro de los profesionales sanitarios permite intervenir en la  prevención de nuevos casos, teniendo en cuenta factores de riesgo no considerados en las guías anteriores como son el ácido úrico, la menopausia precoz, factores socioeconómicos y psicosociales y la frecuencia cardíaca >80, que se suman a los ya establecidos con anterioridad como edad, sexo, tabaquismo, obesidad, diabetes, sedentarismo, niveles de colesterol y HDL o antecedentes familiares de HTA de inicio temprano o historia de enfermedad cardiovascular prematura. Además, la disponibilidad del farmacéutico comunitario posibilita el proporcionar a la población educación sanitaria con la que realizar cambios en el estilo de vida, que deben ser implementadas en todos los casos  en los que las cifras de PA superen los niveles de 130/85, con el fin de evitar o retrasar el inicio de la farmacoterapia en valores normales altos o HTA grado 1 sin factores de riesgo asociados; o reforzar el efecto de los fármacos en los demás casos. En la nueva edición se mantienen las mismas recomendaciones, destacando la reducción de sal a 5 gr día, especialmente en la HTA resistente, y un consumo moderado de alcohol (varones <14 u/semana y mujeres ≤8 u/semana, siendo 1 u= 125 ml vino o 250 ml cerveza).

La falta de adherencia terapéutica es un grave problema en el control de las patologías crónicas y, por tanto, también en la HTA, motivo por el que las nuevas estrategias terapéuticas consideran iniciar los tratamientos con asociaciones de fármacos. En la guía del 2018 se recomienda emplear inhibidores del sistema renina angiotensina con calcio antagonistas o diuréticos tiazidas, combinados en la misma forma farmacéutica. Quedan relegados los betabloqueantes para IAM, FA, angina y embarazadas. La monoterapia solo se consideraría en HTA grado 1 sin factores de riesgo asociados, o pacientes > 80 o frágiles.

Por último, la guía ya considera AMPA y MAPA igual de adecuadas que la medida en consulta para confirmar el diagnóstico de HTA, detectar HTA de “bata blanca” y la HTA enmascarada y monitorizar el control de la PA.

Por tanto, los servicios profesionales constituyen importantes  herramientas del farmacéutico comunitario con las que involucrarse en el abordaje del paciente hipertenso, tanto en la prevención como en el control y seguimiento farmacoterapéutico de la patología, promocionando estilos de vida saludables, minimizando los factores de riesgo y fomentando la adherencia al tratamiento para optimizar los resultados en el control de HTA.